Vives sacia con su pluma maestra nuestra sed de personajes sólidos, memorables y entrañables, que rebosan temple, astucia, grandeza o vileza, carácter y humor, llevándonos del suspenso a la reflexión del llanto y la emoción a la risa, al tiempo que nos lanza un desafío moral e intelectual en la forma arrojada en que estos seres defienden y justifican su presencia en cada escena.